CARTA ABIERTA AL ALCALDE DE ARONA.

12.11.2014 19:40

                                               

    Estimado señor alcalde (lo de estimado es por imperativo cívico), quiero dirigirme a usted con motivo de sus declaraciones sobre el tan traído Hospital Público del Sur, ya le hemos oído y leído algunas declaraciones suyas sobre este tema, cuyas conclusiones es que es mejor la privatización de la sanidad, utilizando el eufemismo de “la concertación”, que una infraestructura hospitalaria pública para la zona.

 

    Lo último que le hemos podido leer de sus declaraciones es que “La sanidad está bien cubierta en el sur con medios concertados”, lo que es una de las mayores promociones que haya tenido el empresariado sanitario, pues con los votos de la ciudadanía usted se autoproclama representante de dicho sector empresarial, es decir una empresa privada que está sustituyendo un servicio público, e impide el derecho ciudadano a disponer de medios públicos para el tratamiento en igualdad de condiciones en materia sanitaria, conllevando el tener ciertos déficit de atención pública y sanitaria.

 

    La buena cobertura sanitaria de la que usted habla tiene varias deficiencias y, para muestra un botón: si usted leyese los informes del Consejo Económico y Social de Canarias, cuya duda de manipulación favorable a la ciudadanía está fuera de duda porque la controla su partido político, podría comprobar que esta parte de la isla, el Sur de Tenerife, cuenta con la mayor tasa de mortalidad infantil de Canarias y, en algunos periodos de todo el Estado, y llevamos varias décadas sin que en esta parte de la isla exista pediatras de guardia, ni públicos ni privados. Pues ya ve usted don Francisco, estamos cubiertos de indecencia, irresponsabilidad, incompetencia y no se seguridad sanitaria.

 

    Usted, conjuntamente con sus colegas de esta parte de la isla, montan el paripé de sacarse una fotito en el Mojón, donde se pretende desde tiempos inmemoriales, que los que residimos en esta zona tengamos lo que por derecho y justicia nos corresponde, que debido a la existencia de personas que cobran del erario público representan y defienden los interese privados, obviando el interés común.

 

    Don Francisco: usted sabe perfectamente que esa obra está envuelta en irregularidades legales, nada extraño en esta zona donde lo legal es noticia de portada por su novedad, exponiéndole al menos algunas de ellas. Primero, cuando se cedió el terreno a la Consejería de Sanidad se hizo con el fin de un Hospital y, de bien es sabido que la finalidad de un terreno cedido entre administraciones no puede ser variada, como lo es en la actualidad. Segundo,  para ceder ese terreno se tuvo que municipalizar la titularidad de esa propiedad, sin que se haya dicho, por parte del Ayuntamiento de Arona, la contrapartida ofrecida y otorgada al antiguo titular o titulares, que pudiendo llegar a entender que es un precio por tener el tan ansiado hospital podríamos perdonar ese “pecado”, pero seguramente el o los titulares anteriores de ese terreno ya hayan disfrutado o pueden hacerlo de los percibido por el Ayuntamiento de Arona, es decir de todas las personas residentes en el municipio que usted dice defender y representar. Tercero, cualquier licitación de obra pública debería llevar aparejado la partida financiera que pueda cubrir los costes de la ejecución de dicha obra, caso que aquí no se da, pues todos los años y a la luz de cualquier movilización ciudadana, sale el político de turno diciendo que asigna tal o cual cantidad, es más, al tratarse de una obra que se ejecuta en varios años debe tener aprobado el proyecto plurianual que deberá haberlo llevado la Consejería de Sanidad al Parlamento para su aprobación y posteriormente incluirlo en la Ley de Presupuestos Generales de la Comunidad Autónoma, hechos que no se han dado. Pero no se preocupe usted don Francisco, que el que suscribe no es letrado, ni cuenta con recursos económicos para emprender las correspondientes demandas. Los fiscales y jueces no leen esto, y los abogados de los sindicatos, partidos políticos extraparlamentarios, asociaciones, tampoco están por la labor, ya que rechazando reverenciar al señor, tampoco perturban su sueño.

 

    Toño Linares.